La indignada reacción del Vaticano no se hizo esperar, la Santa Sede definió como “inaceptable el uso impropio de la imagen del Pontífice, manipulada e instrumentalizada en el marco de una campaña publicitaria con finalidad comercial”. El portavoz vaticano, Federico Lombardi, subrayó que se “trata de una falta de respeto hacia el Papa, una ofensa de los sentimientos de los fieles, una demostración evidente de cómo en el ámbito de la publicidad se pueden violar las reglas elementales del respeto de las personas para atraer la atención por medio de la provocación”.
La cual por ser poco el vaticano manda a demandar a este fotógrafo por su falta de respeto.
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